Una reciente escena protagonizada por el Gobernador de Nuevo León, Samuel García, ha generado fuertes críticas desde el Congreso local. El hecho ocurrió el pasado jueves cuando, en un acto que muchos calificaron como impulsivo y soberbio, el mandatario retiró con sus propias manos las barreras colocadas en una zona de obras viales en Guadalupe, luego de quedar atrapado en el tráfico sobre el Bulevar Miguel de la Madrid.
La molestia del Gobernador fue grabada y difundida en redes sociales, donde se le observa bajando de su vehículo oficial para exigir el retiro inmediato de los cierres viales, que fueron colocados como parte de los trabajos en curso para la ampliación del Metro. La escena no solo llamó la atención por el exabrupto, sino también por la contradicción entre sus acciones y los llamados constantes de su administración a que la ciudadanía tenga paciencia ante los retrasos y caos vial derivados de las obras públicas.
Diputados de distintas bancadas coincidieron en que el incidente reveló una desconexión entre el mandatario y la realidad cotidiana de los ciudadanos, quienes llevan meses lidiando con los mismos problemas de tránsito sin posibilidad de tomar atajos ni exigir soluciones inmediatas.
🇲🇽 Nuevo León
— Izquierda Mexicana Out Of Context (@Izquierda_MXooc) July 19, 2025
El Gobernador Samuel García arma un berrinche en pleno tráfico contra trabajadores y agentes de Tránsito por parar las obras en Bulevar Miguel de la Madrid en Guadalupe. pic.twitter.com/Au25kqfdtv
Legisladores exigen congruencia a Samuel García
La respuesta desde el Congreso del Estado no se hizo esperar. Se afirmó que el Gobernador simplemente vivió en carne propia una dosis de realidad: “El Gobernador tuvo un baño de realidad. Convenció con lo que vive a diario el ciudadano, pero la figura que representa le obliga a tomar acciones con más madurez”, expresó.
Caballero añadió que si el Gobierno pide paciencia, el primer paso debe ser predicar con el ejemplo, no reaccionar de forma impulsiva ni violar las propias medidas impuestas por su administración. El señalamiento apuntó al desdén con el que el mandatario pareció ignorar protocolos establecidos, afectando la autoridad de los trabajadores y de los agentes de Tránsito que solo seguían instrucciones.
Otra bancada del Congreso se sumó a las críticas al considerar que Samuel García simplemente no estaba enterado del nivel del caos vial que se vive en el área metropolitana. “Qué bueno que le tocó vivirlo. El problema es que no está bien que haya actuado con prepotencia ni que haya eliminado cierres viales planeados, eso solo demuestra lo desconectado que está de la realidad”.
Morena también lo reprueba
Incluso desde las filas de Morena hubo reprobación. Anylú Bendición Hernández, diputada local, subrayó que el Gobierno estatal no puede pedir calma a la ciudadanía si su principal representante no cumple con ese estándar. “La responsabilidad de quien encabeza el Gobierno es dar el ejemplo, no hacer desplantes frente a trabajadores ni modificar medidas establecidas por su propio equipo”, indicó.
La legisladora enfatizó que los bloqueos y cierres forman parte de un plan de movilidad impulsado por el mismo Ejecutivo estatal, por lo que resulta contradictorio que el Gobernador, al enfrentar el tráfico como cualquier otro ciudadano, decida simplemente romper con las reglas cuando no le favorecen.
Según Hernández, el acto no solo fue imprudente, sino que compromete la credibilidad de los operativos de movilidad y de las decisiones técnicas que buscan resolver problemas complejos en la infraestructura de la ciudad.
Samuel García sin resultados en transporte
Además del tema del tráfico y los desplantes del Gobernador, los legisladores aprovecharon para criticar la falta de avances en el transporte público, una de las promesas centrales de Samuel García desde el inicio de su administración.
De acuerdo con información revelada por la propia Secretaría de Movilidad, el Gobierno ha gastado más de 23 mil 600 millones de pesos en el arrendamiento de 3 mil camiones urbanos nuevos, desde diciembre de 2021. Sin embargo, a la fecha, los tiempos de espera y el servicio en general siguen sin mejorar, lo cual fue calificado como “inadmisible” por diputadas y diputados de oposición.
La presidenta de la Comisión de Movilidad del Congreso local, afirmó que ya no hay justificación posible. “Es indignante que después de casi cuatro años no haya resultados visibles. Ya no estamos en etapa de pruebas, es momento de actuar con seriedad y dejar de improvisar”.
Los comentarios surgieron en un contexto donde el transporte público continúa siendo una de las principales quejas de la ciudadanía, particularmente por la lentitud del servicio, la falta de rutas eficientes y el mal estado de muchas unidades.
Ciudadanía queda en medio del conflicto
Lo ocurrido con el Gobernador refleja una creciente tensión entre el discurso oficial y las experiencias diarias de la población. Mientras el Ejecutivo insiste en que las obras del Metro y el nuevo modelo de transporte traerán beneficios a largo plazo, la ciudadanía sigue enfrentando embotellamientos, unidades saturadas y recorridos que duran hasta el doble del tiempo previsto.
El caso del berrinche de Samuel García en Guadalupe podría ser anecdótico si no viniera acompañado de una larga lista de inconsistencias en materia de movilidad y planeación urbana. A esto se suma la percepción de que las decisiones estratégicas no están bien comunicadas ni fundamentadas, lo que genera frustración y desgaste tanto en trabajadores del Estado como en usuarios del sistema de transporte.
Además, el hecho de que el mandatario haya intervenido directamente en la logística vial, desautorizando de facto a su propio equipo, deja un mensaje confuso y poco alentador sobre el manejo de las políticas públicas.
En este contexto, la exigencia de los legisladores no solo apunta al tono del Gobernador, sino al fondo de la gestión pública, donde las prioridades parecen centrarse más en la imagen que en resolver los problemas de fondo.