La Línea 4 del Metro, impulsada por el gobierno de Samuel García, comenzó sin proyecto ejecutivo, sin estudios técnicos completos y con permisos “a la palabra”. Hoy, la obra enfrenta críticas por haber perforado un drenaje pluvial, causando daños que podrían agravar los riesgos de inundaciones en Nuevo León y poniendo en duda la capacidad del Estado para garantizar seguridad urbana.

Línea 4 Del Metro: Una Obra Que Nació Sin Planeación Ni Estudios Reales
Desde el inicio, la Línea 4 del Metro fue anunciada como un símbolo de modernidad y movilidad para Nuevo León. Sin embargo, detrás del discurso político de Samuel García, la realidad es que la obra comenzó sin planeación formal ni supervisión técnica. La urgencia del gobierno estatal por mostrar resultados llevó a iniciar la construcción sin contar con un proyecto ejecutivo, según reconocen fuentes cercanas al proceso.
Esa improvisación terminó provocando consecuencias graves. Durante la ejecución de los trabajos, las columnas del metro perforaron un ducto subterráneo de drenaje pluvial, ubicado en la Avenida Constitución, reduciendo drásticamente la capacidad hidráulica del sistema y generando inundaciones inusuales en el poniente de la ciudad durante las lluvias recientes.
A pesar de las evidencias, el Estado aseguró que los daños no se detectaron porque los estudios solo se realizaron a tres metros de profundidad, mientras el ducto se encuentra a seis.
Expertos Señalan Falta De Planeación En La Línea 4 Del Metro
Ingenieros y especialistas en obras públicas descalificaron los argumentos del gobierno estatal. Según explicaron, la empresa Mota Engil, encargada de la construcción, tenía la obligación de realizar estudios más profundos, sobre todo al trabajar en una zona con mantos freáticos y alta inestabilidad del suelo.
“No es creíble que no hayan detectado el pluvial”, señaló un experto consultado bajo anonimato. Agregó que en cualquier proyecto de esta magnitud se hacen calas de más de tres metros para verificar condiciones del terreno, especialmente cuando la construcción se ubica cerca de un río.
Otro especialista coincidió: “Esto demuestra la mala fe con la que se trabajó. Apostaron a que la situación no saldría a la luz pública y priorizaron la prisa política sobre la seguridad técnica”.
El Daño Estructural Del Drenaje Pluvial En Nuevo León
Las imágenes publicadas muestran que siete pilotes de concreto atraviesan directamente el drenaje pluvial. Esta perforación, según los especialistas, reduce al menos el 50% de la capacidad de desagüe, aunque el Estado asegura que la afectación no supera el 30%.
El problema no es solo técnico, sino estructural. Al estar tapado por columnas y material de relleno, el ducto podría colapsar durante tormentas más intensas. Además, el daño compromete el flujo natural del agua hacia el río Santa Catarina, aumentando el riesgo de inundaciones y encharcamientos prolongados en avenidas y colonias del poniente.
Aun con estos riesgos, las autoridades minimizaron el impacto, asegurando que “la reparación está en proceso”, sin detallar cómo se realizará ni quién asumirá los costos.

Silencio De Las Autoridades Y Falta De Responsabilidad
Por segundo día consecutivo, la empresa Mota Engil no ha respondido a las solicitudes de información sobre el tema. Su área de comunicación incluso pidió que las preguntas se enviaran por correo electrónico, pero no hubo respuesta posterior.
El gobierno de Samuel García tampoco ha dado una explicación clara sobre cómo se permitió que la Línea 4 del Metro perforara una infraestructura clave para el drenaje de la ciudad. En lugar de asumir responsabilidad, funcionarios estatales insistieron en que “los daños serán atendidos”, sin mostrar documentos, planos o reportes de reparación.
Este manejo de información ha generado críticas por parte de expertos y ciudadanos, quienes acusan al Estado de ocultar fallas graves en la supervisión y ejecución del proyecto. Mientras tanto, cada lluvia pone a prueba una infraestructura debilitada por la improvisación de Samuel Garcia.
La Línea 4 Del Metro: Un Riesgo Que Pudo Evitarse
Lo más preocupante, según los especialistas, es que el daño pudo haberse evitado con una planeación adecuada. En construcciones anteriores sobre la misma avenida, las calas superaron los tres metros de profundidad sin incidentes. Esto demuestra que los errores no fueron inevitables, sino resultado de falta de control técnico y exceso de urgencia política.
La decisión de avanzar sin estudios completos, ni permisos formales, revela la prioridad del gobierno: inaugurar rápido, sin importar las consecuencias.
Ahora, el costo lo paga Nuevo León con un sistema pluvial debilitado y una obra bajo sospecha de negligencia.
El Problema De Fondo: Falta De Supervisión Estatal
Más allá del daño físico, el caso de la Línea 4 del Metro expone una falla institucional. El gobierno estatal actuó sin mecanismos adecuados de control, sin supervisión ambiental y sin transparencia en la contratación.
El patrón se repite en otras obras del sexenio: proyectos iniciados con premura, aprobaciones verbales y falta de información pública. La ciudadanía se enfrenta, una vez más, a una gestión que privilegia los anuncios sobre los resultados.
El problema no termina con la reparación del ducto. El verdadero reto será reconstruir la confianza de una población que ve cómo las decisiones políticas comprometen su seguridad y su entorno urbano.
Una Ciudad Que Paga Los Errores De Su Gobierno
Hoy, Monterrey enfrenta inundaciones recurrentes y un drenaje comprometido, resultado directo de una obra que nació sin rumbo ni control. La Línea 4 del Metro debía ser una solución para la movilidad, pero terminó siendo un símbolo de improvisación y falta de responsabilidad.
Mientras las autoridades se enfocan en discursos de modernización, la realidad evidencia un proyecto ejecutado sin planeación, sin transparencia y con daños que afectarán a la ciudad por años.
			







